miércoles, 17 de mayo de 2017

"Cada uno ve, donde otro no ve y eso es lo mágico"


Analia Viviana Gutiérrez, es profesora de literatura y fotógrafa. Es una persona muy apasionada en  lo que hace. En su tiempo libre le gusta pintar, escribir y leer. Su libro favorito es el “Principito”, ya que le parece que cada vez que lo lee revela secretos nuevos de la vida. Su anhelo en un futuro es escribir un libro relacionado a sus profesiones. Está casada y tiene dos hijos.



¿Cuáles son tus profesiones?  ¿Dónde estudiaste?
Soy profesora de literatura y fotógrafa. 
Fotografía estudié en Molani, en Buenos Aires y después he hecho algunas capacitaciones en Santa Fe y en Capital Federal que voy todo el tiempo.                                                                                     
 El profesorado de literatura lo estudié acá en el Instituto n° 57 y también hice el profesorado                en educación primaria.

¿Por qué elegiste esas carreras?
La docencia es algo que se lleva en la sangre. Uno hace docencia todo el tiempo y la carrera de magisterio me permitió encontrarme a mi misma y de ahí después descubrí las letras. La literatura es como un puente, una llave que te permite explorar diferentes mundos, diferentes realidades y a través de la literatura encontré ese contacto con la fotografía y con el tiempo he descubierto que muchísimos escritores hacían fotografía también, como que hay un puente muy estrecho entre lo que es la metáfora de la literatura y la fotografía.

¿Hace cuántos años sos fotógrafa?
Desde que hice la carrera debe hacer unos 6 años, que me dedico a la fotografía porque arranqué como hobbie debe hacer unos 20 años más o menos.

¿Qué es lo que más disfrutas?
En realidad disfruto de todo lo que hago. Soy una persona apasionada y pasional, entonces no puedo no hacer nada que no sienta. Todo lo hago al 100%, no lo puedo hacer de otra forma.

¿Cómo definirías tu estilo fotográfico?
Mi estilo fotográfico creo que es sencillo. Mi fotografía es muy simple y natural. No es una fotografía cargada ni saturada, es más bien de líneas simples y colores desaturados.  Me gusta mucho el retrato, captar la esencia de las personas, la macrofotografía y la fotografía artística. Disfruto crear imágenes a partir de frases, situaciones o emociones.

¿Cuál es tu mejor foto y por qué?
Mi mejor foto en realidad, es una foto que le saqué a una vendedora ambulante en Tucumán. Técnicamente, no es una de las mejores fotos que he hecho, porque es una foto que hice de forma espontánea. La vi, me impactó, me atravesó el alma y le saqué la foto a una mujer grande que se ganaba la vida haciendo empanadas en el centro de Tucumán. Es una foto que emocionalmente dice un montón y técnicamente tiene sus  detalles.                                                                                           La técnica uno la va puliendo, perfeccionando, pero en realidad una buena imagen tiene que tener sensibilidad. Era mirarle la cara y verle la historia de vida, las manos, la cara, la mirada, los surcos de su cara. Esa es una de mis fotos favoritas.


¿Qué opinas del surgimiento de la fotografía en Chascomús?
Creo que no es solamente en Chascomús, hay toda una movida cultural y sobre todo a través de la imagen. Hoy se mueve muchísimo todo lo que es la imagen, entonces todo es a través de ella. A veces asusta un poco, porque uno va también constantemente a la perfección y creo que también es importante como toda arte. La literatura y la fotografía  generan belleza y trabajan con lo subjetivo. Es poder mostrar que hay diferentes conceptos de belleza, que lo que para mí es bello, quizás para otra persona no lo es. Hay que romper con esos modelos, estereotipos que tenemos, hay belleza en lo cotidiano y en lo que no es perfecto.

¿Tenés algún sueño pendiente?
Gracias a Dios, todo lo que me he propuesto, lo que he tenido como objetivo a corto o largo plazo, lo fui haciendo.                                                                                                                     
Vivo el día a día, disfruto mucho de lo que hago y proyecto en función de eso, digamos, sin volar. No proyecto sobre cuestiones materiales por ahí, entonces eso no me interesa, proyecto sobre otras cosas que son más fáciles de cumplir todos los días.

Has participado de muchos eventos fotográficos a lo largo de tu carrera. ¿Hay alguno que recuerdes hoy en día?
Me gustan muchísimos las colgadas callejeras. Hace unos años comencé a participar de un grupo de fotografía itinerante, donde cada fotógrafo llevaba una serie de fotografías y las colgábamos en las plazas, en los centros culturales o en alguna estación de tren y nos íbamos moviendo de ciudad en ciudad. Realmente eso lo recuerdo como una experiencia enriquecedora, primero por compartir con gente que tiene la misma pasión que vos y después por la gente que va atravesando la plaza, vio tu foto, se quedó mirándola y te pregunta porque le gustó.                                                             
  “Al primero que le tiene que gustar la foto es a uno”, pero está esa conexión especial cuando alguien encontró algo en esa foto que vos hiciste. Hay un ida y vuelta cuando la foto trasmite un sentimiento y  la persona lo descubre.

¿Comenzaste en el mundo de la fotografía realizando exposiciones?
Primero empecé a participar en estas exposiciones itinerantes colectivas y después acá en Chascomús he presentado individualmente y siempre hago alguna muestra con alumnos. Una de las más cercanas hace un par de años, cerramos el taller con una exposición para fin de año que se llamó “QUE NO SE APAGUE TU LUZ”, mezclando la literatura y esa metáfora de que cada uno tiene una luz propia y que la tiene que hacer brillar, combinando diferentes técnicas fotográficas, una es el bokeh y la otra es el lighpainting. Entonces hicimos con esas técnicas tarjetas de salutación para navidad y año nuevo, y cerramos el año con esa serie de fotografías de luz, con la luz de cada uno. También hablando del estilo fotográfico:”No puedo separar la literatura de la fotografía”, por eso para la primavera, el año pasado hicimos una muestra al aire libre en la laguna, con el sistema de tendedero, con los alumnos del taller. La expo se llamaba “EL RAPTO DE PERSEFONE”, que es un mito que cuenta el nacimiento de la primavera. Esto lo hicimos a través de una salida fotográfica al vivero, fotografiamos todo una serie de flores, al ser más de 20 personas en el lugar pensé que se iban a repetir algunas fotos, pero no hubo 2 fotos iguales, eso hace la subjetividad y lo que es el arte. “Cada uno ve, donde otro no ve y eso es lo mágico”.

¿Escribirías un libro en un futuro o nunca te lo planteaste?  

Sí, siempre escribo en realidad, pero lo que escribo termina guardado en un cajón. Quizás en algún momento de mi vida lo haga, en este momento, no.   He escrito algo de ficción porque me encanta ese género, pero sino podría escribir algo relacionado a la fotografía.  

Juliana Videla                                                                                         

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