viernes, 28 de abril de 2017


6 de abril de 2017

En la ciudad de la furia, el Cirque Du Solei despierta el calor de las masas.



Cuando mamá preguntó “vamos a ver SEP7IMO DÍA”, al principio no estaba segura si era algo que realmente fuera a interesarme ya que de la banda Soda Stereo conozco algunas canciones, pero no soy fanática y el Cirque Du Soleil nunca lo fui a ver, por lo que, más por curiosidad que otra cosa, le dije que sí.

Luego de meses de espera llegó el día del show.

Al acercarnos a la puerta de ingreso nos dieron la bienvenida junto con nuestras credenciales y nos invitaron a pasar para degustar, en una recepción, de manjares que estaban a la altura de la cocina a nivel internacional (salmón, ceviche, flores y tierra comestible…), en fin, la gente disfrutaba de todo ese festín exótico del cual, visualmente era muy tentador y lo invitaba a uno a degustar, pero ese no fue mi caso ya que sólo bebí una gaseosa.

Cuando nos ubicaron en nuestros lugares comencé a ver cómo poco a poco se llenaba de gente el estadio al punto tal que no se veían lugares vacíos en las sillas y el campo parecía que tenía una alfombra humana.

Inició el espectáculo y con él comenzaría a vivir cierta emoción, que el mismo show nos hacía sentirla a “flor de piel”. Escuchar clásicos argentinos, latinoamericanos; canciones adheridas a nuestro ser como lo son “Cuando pase el temblor”, “La ciudad de la furia”, “Un millón de años luz” …, hace que la gente pueda penetrar y sentirse por un momento parte de ese “triángulo sagrado” -Gustavo, Zeta y Charly- al que alude la voz en off al comienzo del espectáculo”. Pero el momento mágico de la noche llega cuando el show realiza su último número bajo los acordes de la canción “De música ligera” y el público que se encuentra en la zona de campo comienza a saltar y a cantar con tal algarabía que a uno le dan ganas de bajar y ser uno más entre ellos, pero de todos modos desde mi butaca la garganta y las manos no me alcanzaban para exteriorizar la alegría y emoción del momento, mientras las pupilas absorben todo ese universo “Soda Stereo” que pone al estadio Luna Park a sus pies.

El show llegó a su fin y con él la sensación de haber vivido una noche mágica, el Cirque Du Solei tuvo una visión y el show que desplegaron hizo justicia a Soda Stereo.

¡Gracias Totales!




Fernanda Unkrodt

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