El uso del celular en el aula es un tema muy controversial ya que, se pueden convertir en un método realmente útil en el proceso de aprendizaje de los estudiantes. Los teléfonos celulares son elementos tecnológicos imprescindibles en la cotidianidad de los jóvenes, estos les permiten establecer lazos de comunicación con sus círculos sociales. No obstante, los profesores consideran que éstos son los principales causantes de la desconcentración y falta de motivación frente a las materias que se exponen en clases, ya que los alumnos se niegan a desconectarse de dichos aparatos.
Actualmente está terminantemente prohibido el uso del celular en clases, el ministerio de educación así lo dicta, aunque en un futuro está previsto que permitirán su uso porque consideran que es un recurso más si es bien utilizado. La contracara de esta medida serían las redes sociales y videojuegos que no aportan nada al sistema educativo, esto deberá tenerse muy en cuenta si se piensa derogar o reformar una ley para permitir su uso.
Es bueno que los profesores utilicen esta herramienta y busquen formas de incluir los celulares como material de apoyo en sus materias, debido a que estos aparatos pueden entregar múltiples beneficios en el proceso de aprendizaje de los estudiantes, esta es una manera muy efectiva de interactuar con ellos por medio de un código comunicativo que conocen y dominan.
En torno a la problemática hay tantas voces a favor como en contra, especialistas y profesores argumentan si su uso mejora o complica el aprendizaje de los alumnos.
Daniel Gutiérrez, director de la carrera de publicidad de la universidad del Salvador, explico: “Hay que entender que se produjo un cambio generacional, que tiene sus características propias. Las nuevas generaciones tienen a su disposición una multiplicidad de plataformas, que los ayuda a tener un acceso directo a la información. La manera en que lo utilizan puede ser lo conflictivo, pero eso siempre depende del profesor.” Para Julián Leone, profesor de economía: “El celular es un dado, es imposible que los alumnos pasen dos horas sin mirarlo en clase para ver qué novedad tiene WhatsApp o en las redes sociales. Hay que saber que una vez que se termina un tema, hay 4 o 5 que no lo entendieron y siguen prestando atención, pero el resto ya está con el celular en la mano”.
Con respecto a las características de los jóvenes, a los estudiantes de hoy se los acusa de tener una menor ´capacidad de atención´. La realidad es que tienen una manera multitasking de afrontar las actividades diarias y esto no está mal, es solo otra forma de concentrarse. Esto quiere decir que con el uso del celular se puede decir que los jóvenes desarrollaron una forma de realizar más acciones al mismo tiempo sin perder el foco en ninguna.
Lo que se produce es básicamente un choque de dos generaciones que enfrentan lo mismo con diferentes herramientas, el problema no son las redes sociales o las nuevas tecnologías, sino que muchos docentes no pueden escapar de la manera tradicional de enseñanza, en la que él expone y los demás lo siguen. Cada cambio trae su complejidad y hay que prepararse para desarrollarlo de la mejor manera posible. El uso excesivo es el principal problema de su aprobación, porque ¿cómo se controla a tantos alumnos sin ver a simple vista que es lo que están realizando? Prohibirlo tampoco es una opción, porque solo se genera que lo usen a escondidas y tomen más recelo en cuanto a su participación en clase. La solución momentánea es sacarle provecho, su uso es positivo si los alumnos en su total libertad son guiados por un docente, esto quiere decir que en el mismo momento que se dicta una clase, los alumnos pueden chequear lo que dice el profesor en simultaneo y así, no quedarse atrás en cuanto a temas.
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